Si bien la llegada de lo que se conoce como el cinturón de sargazo es un fenómeno habitual en las costas del Golfo de México y del Caribe, este año está sobrepasando los límites de lo común. Según se ha podido observar desde los satélites, la longitud de la masa de algas alcanza casi los 9 000 kilómetros y se estima que su peso gira alrededor de los 10 millones de toneladas.

Los investigadores aseguran que la tendencia de la masa de algas marinas es la de aumentar cada año y que los factores que impulsan su crecimiento derivan en gran parte de la actividad humana. En muchos casos, los ríos que desembocan en el Atlántico contienen enormes cantidades de nitrógeno y otros nutrientes derivados de la explotación agrícola e industrial, lo que fomenta la floración de los sargazos.

La llegada a las costas de esta espectacular balsa de algas supone un considerable impacto medioambiental. Si bien el sargazo es importante para la vida marina, pasadas 48 horas las algas se pudren a orillas del mar y en las playas y emiten toxinas, además de emanar un hedor insoportable. Asimismo, constituyen un peligro para las tortugas marinas ya que los sargazos pueden asfixiar los nidos que estos animales hacen en las playas.

No menos importante es la repercusión de esta invasión de sargazo en la economía dado que tras su llegada es necesario llevar a cabo una limpieza a fondo de las playas – y la consiguiente eliminación de las algas –, lo que supone un gasto extra en la manutención de las costas. Otro sector que podría verse afectado es el turístico, una de las mayores fuentes de ingresos del Caribe y Florida.

(Yolanda Sabaté)
(Créditos de la imagen: Wikimedia Commons)