El 24 de diciembre, en las iglesias de Mallorca, la misa que celebra la Navidad está animada por el Canto de la Sibila.
La canción es interpretada por una voz blanca joven, acompañada por el órgano. El intérprete lleva una túnica, un manto de seda bordada y una gorra y sostiene una espada.
Esta tradición navideña se remonta a la Edad Media: el primer testimonio del Canto de la Sibila con letra y música se remonta a finales del siglo IX o principios del X. El canto profetiza el fin del mundo. La tradición se había extendido por toda España, pero con las prohibiciones impuestas por el Consejo de Trento, desapareció casi por completo y sobrevivió solo en Mallorca y Alguer.
El canto de la Sibila fue declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO.