Después de un año de pausa debido a la pandemia de Covid-19, los desfiles del Día de Muertos pudieron llevarse a cabo, aunque un día antes de lo que marca la tradición, el 1 y el 2 de noviembre. A pesar de este adelanto organizativo, la celebración de la más famosa de las tradiciones mexicanas contó con numerosos participantes que no quisieron perderse una de sus fiestas más populares cuyos orígenes se remontan a la época prehispánica. Centenares de personas maquilladas y disfrazadas saludaban desde sus carros alegóricos a los ciudadanos y paseantes que encontraban a su paso por las calles del D.F. Por supuesto no faltaron las calaveras, uno de los elementos más presentes en la tradición del Día de Muertos, y muchos se vistieron de Catrina, la calavera elegante que creó el ilustrador José Guadalupe Posada a principios del pasado siglo. La particular relación de los mexicanos con la muerte hace que festejen a los que se fueron preparando altares en casa con todo aquello que al difunto le gustaba en vida para que lo encuentre cuando va a visitarlos ese día. Además no pueden faltar en los altares la flor de cempasúchil, una hermosa y perfumada especie de color amarillo. Su nombre deriva de la lengua náhuatl (Cempohualxochitl), significa “veinte flores” o “varias flores” y tiene la misión de guiar a las almas hacia los altares. _____________________ Yolanda Sabaté (Créditos de imágen: Pixabay y Pixabay)
Catrina vuelve a desfilar por las calles de México
La celebración del Día de Muertos ha vuelto a las calles de todo México y de manera espectacular en el Zócalo de Ciudad de México donde una “mega ofrenda” floral llenó la famosa plaza de colores y perfumes el pasado domingo 31 de octubre.